Imagina que tu jefe te dice que tienes que hacer una presentación la semana que viene.
¿La primera reacción? Ansiedad.
¿La segunda reacción? Abrir PowerPoint.
Tan común como errónea, la estrategia de arrancar con PowerPoint es una de las causantes de la tan usada frase “muerte por PowerPoint”.
En el siguiente vídeo te explico por qué y cuál es la alternativa para evitar dicha muerte.
¿Por qué recurrimos siempre al PowerPoint como primer paso para preparar una presentación?
En el mundo empresarial es muy común responder a las preguntas que comienzan con “Por qué” con la siguiente respuesta:
“Aquí siempre se ha hecho así”
En algún momento de la historia moderna nos hemos acostumbrado a la idea de que Presentación = PowerPoint y que PowerPoint = Presentación. No separamos una cosa de la otra. Y por ello, las nuevas generaciones han aprendido a hacerlo así, sin tener muy claro el por qué. Sin cuestionárselo, incluso no pareciéndoles bien.
Como herramienta, PowerPoint es muy poderosa y útil. El problema es el uso que le damos.
Las herramientas no piensan por sí solas. En muchas ocasiones limitan la capacidad de pensar y éste es uno de los casos más evidentes.
Las grandes presentaciones surgen de procesos altamente creativos
En su libro “Entrena tu cerebro”, Marta Romo dice que el ‘proceso Eureka’ en el cual surgen las ideas geniales, “es un proceso muy delicado y que, para producirse, necesita que el cerebro esté tan relajado que pueda explorar asociaciones remotas”.
Continúa diciendo que “es posible que ésa sea la razón por la cual esos momentos de inspiración se producen cuando la persona está en la ducha, corriendo, conduciendo o al despertarse por la mañana, cuando el cerebro está aún desorganizado”.
Encasillarse en un solo lugar, en un solo momento y en un solo formato no produce las ideas más creativas. Sobre todo cuando arrastramos el estrés y la presión del día a día laboral. Por tanto, ese encasillamiento no produce las mejores presentaciones, que requieren argumentos inteligentes, planificados y organizados de la mejor manera posible.
Las mejores herramientas para planificar una presentación son el papel y el lápiz
Desarrollar una presentación sólo en el plano digital mina la creatividad porque no da oportunidad al cerebro de conseguir ese momento “Eureka”. De ahí la importancia de comenzar a la vieja usanza, con papel y lápiz.
No todo el mundo procesa la información de la misma manera. Pero el papel y el lápiz son utensilios muy versátiles. Permiten escribir listados de ideas, permiten hacer bosquejos tipo “storyboard”, permiten dibujar mapas mentales, y otros tantos procesos analógicos más.
Este proceso, posiblemente catalogado por algunos como arcaico e infantil, hecho en varias sentadas y espaciado entre momentos de aparente desconexión, es el que realmente ayuda a que surjan las genialidades.
Y ésta es la materia primera de las presentaciones geniales, las genialidades.
¿Cuándo abrir PowerPoint?
Sólo tras haber planificado, estructurado y acompañado a esta estructura con recursos que enriquezcan la ponencia, puedes permitirte poner en marcha el ordenador.
Hasta entonces, mantente en analógico y verás como tus presentaciones destacarán del montón, engancharán a tu público y te permitirán obtener los resultados que buscas.
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Imagen original de Camilo Rueda López
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