El fin de semana pasado tuve la oportunidad de participar en un seminario de 45 minutos conducido por Ed Tate, Campeón Mundial de Oratoria del año 2000. Un tipo que, tras haber vencido a unas 25.000 personas y ganado el codiciado trofeo, dejó su carrera como ejecutivo y se embarcó en un nuevo proyecto como orador profesional y trainer de (otros) ejecutivos americanos. Imparte charlas por todo lo largo y ancho de Estados Unidos (y en ocasiones, como hace unos días, en otros países) motivando a las personas al cambio, energizándola, educándola y entreteniéndola.
Lo reconozco, quedé algo desencantado. Tengo un DVD con exactamente la misma charla y habría preferido escuchar algo nuevo. No obstante, quedó clarísimo que el tipo tiene muchísimas tablas frente a públicos de toda índole y tomé notas de los puntos que me parecieron particularmente interesantes en su manera de presentar.
¿Qué aprender de un Campeón Mundial de Oratoria?
1. Realiza una preparación previa sobre el escenario
Bastante tiempo antes de comenzar hizo un reconocimiento del lugar de la presentación para familiarizarse con su configuración, la acústica, el equipo. Marcó en el suelo los puntos en los que caía la luz del proyector para evitar pasar por delante de ésta sin darse cuenta y ser iluminado dejando la pantalla sin imagen (cosa que distrae bastante).
Llegar antes y probar que todo esté en orden reduce las posibilidades de imprevistos engorrosos.
2. Espera el silencio total antes de hablar
Una vez presentado (Ed Tate), comenzó la lluvia de aplausos y nos animó para que aplaudiéramos más. Pero a los pocos segundos dejó de moverse, observó al público unos segundos, esperó que el silencio fuera absoluto, esperó otros segundos y luego inició su ponencia.
Es fundamental esperar que toda la atención esté sobre nosotros antes de iniciar porque, de lo contrario, competiríamos contra otras distracciones, cosa poco deseable y que puede evitarse. Además, si alargamos la pausa, se genera mayor expectación y en ese momento la atención es total.
3. Usa la tecla “B” para eliminar la imagen de la pantalla
De forma muy sutil, cada vez que no necesitaba la imagen proyectaba, la hacía desaparecer usando la tecla “B” (desde su mando a distancia). Me llamó particularmente la atención la elegancia con la que pasaba frente al proyector, poniendo la pantalla en negro en cada caso, evitando ser iluminado por éste, para reactivarla después de haber cruzado frente a ésta. Digo que lo hizo de forma muy elegante porque pregunté a varias personas al día siguiente, y reconocieron no haberse dado cuenta del detalle.
Como escribí en una entrada anterior sobre hacer desaparecer la imagen proyectada, no queremos competir con nada ni nadie por la atención del público. Poner la pantalla en negro (o blanco) cuando la imagen no sea relevante (o cuando tengamos que pasar frente a ésta), es una de las formas en las que podemos dirigir la atención del público hacia nosotros.
4. Interactúa con el público constantemente
Puede que a algunos les haya parecido excesivo, pero a mí me gustó la cantidad de preguntas (no retóricas) que usó para hacer que el público participara, desde “¿Tiene sentido (lo que digo)?” o “¿Estáis de acuerdo?” hasta otras más elaboradas. Por ello, la energía en la sala se mantuvo casi siempre muy elevada. Además, con las dos preguntas detalladas anteriormente y otras como “La palabra es: abierto; ¿cuál es la palabra?”, alineaba la energía y la percepción del público con la que tenía intención de obtener. Esta técnica es tan sutil como poderosa…
Hacer participar al público confiere dinamismo a la ponencia y le hace sentir parte de ésta, lo que es muy positivo para dirigir su percepción al respecto.
5. Usa ejercicios prácticos para implicar a la audiencia
Aparte de hacer preguntas, usó dinámicas de grupo para involucrar aún más a la audiencia. En éstas, discutíamos los temas tratados durante la charla. Cuando terminaba el tiempo, me encantó que usaba campanas o gongs para anunciar el fin del ejercicio, en lugar de anunciarlo a viva voz. En alguna ocasión, nos pidió que voceáramos nuestras conclusiones, las que apuntó en un rotafolios y usó para continuar con el desarrollo de su contenido.
Ésta es otra manera de hacer sentir al público parte primordial de la ponencia. Igual que con las preguntas (no retóricas), es una técnica muy efectiva para captar y mantener la atención de quienes escuchan.
6. Usa el humor para conectar
Aunque con un estilo muy americano para el público europeo que éramos, nos hizo reír en muchas ocasiones con sus ocurrencias, comentarios y forma de ser cercana y amena. Al escribir en el rotafolios, para evitar la vergüenza de cometer alguna falta ortográfica dijo “En ocasiones, puede que deletree las palabras de forma distinta a vosotros” (muy elegante manera de disculparse sin disculparse). O tras una ronda de aplausos nos dijo “Mira a tu vecino y dile ‘te dije que (Ed) era bueno’”… (hay que estar presente para encontrarlo gracioso).
Sin pecar de mal gusto, usar humor en nuestras ponencias hace que, como presentadores, bajemos de nuestro pedestal, demos la sensación de cercanía, y distendamos el ambiente, haciendo al público sentirse cómodo y contento de estar pasando el rato con nosotros.
Vuelvo, más allá del contenido, que funciona muy bien en Estados Unidos o con ejecutivos de empresas (pero habría que retocar algunas cosas para adecuarlo a un público de 400 Toastmasters europeos), Ed Tate demostró ser un campeón y me encantaría volver a verlo presentando un tema distinto en un futuro cercano.
Imagen de www.edtate.com
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