¿Tienes un jefe cabrón? (Perdona la expresión, pero hay algunos que no pueden ser llamados de otra manera.) No te preocupes, porque puedes aprender a tener reuniones de trabajo eficaces con él (o ella), venderte bien y salir ganando.
En el vídeo de hoy (y su transcripción) te muestro cinco trucos para despachar ante un jefe cabrón y no morir en el intento.
Tu Jefe: Trampolín al éxito o muerte profesional
¿Tienes ganas de alcanzar el éxito profesional, desarrollar tu máximo potencial en tu sector, y tener una vida plena y de abundancia?
Si estás leyendo esto, es muy probable que tengas ganas de crecer profesionalmente. Te apetece llegar lejos, destacar, tener éxito. Porque por naturaleza humana quieres ganar en todo lo que haces.
Pero hay algo que, en lo profesional, puede facilitar o imposibilitar ese crecimiento. Y ese algo es tu jefe. Y si quieres tener éxito profesional, sigue leyendo hasta el final. Porque te revelaré 5 trucos sencillos para comunicar de manera efectiva con tu superior (sea un jefe cabrón o solamente exigente). Con éstos lograrás destacar, transmitir autoridad y posicionarte para tu próxima promoción.
Radiografía de un alto cargo (salvo que me hayan mentido)
Si trabajas en una empresa tradicional que busca, primero que nada, el retorno económico, tus objetivos están muy claros. Tienes que producir más cada año. Y tus objetivos, igual que los del resto de tus compañeros, son los objetivos de tu jefe o de tu jefa.
La gente en altos cargos cumple una serie de características que, en cierta medida, la mayoría no reunimos de la misma manera.
Éstas son algunas de las características:
- Disponen de poco tiempo y tienen poca paciencia para cosas que les hagan malgastar ese tiempo.
- Cargan con mucho estrés porque son responsables de la consecución de los objetivos agregados de sus equipos, muchas veces muy ambiciosos.
- Tienen una visión global de las cosas y, en ocasiones, poco conocimiento del detalle técnico y operativo de lo que hace la gente que les reporta.
- Suelen tener una mente analítica y muy racional, lo que hace que siempre (o casi siempre), a su juicio, prime la cifra de negocio antes que cualquier otra cosa.
En algunos casos, por su fuerte deseo de ganar (en ocasiones superior a sus propios escrúpulos), pueden ser personas a quienes no les interesan los demás en lo personal. Algunos desconsiderados, irrespetuosos e incapaces de verte más que como a una cifra, les da igual quién eres como individuo. No pasa siempre, pero pasa…
5 Claves para Despachar ante un Jefe Cabrón
Sean buenas o malas personas, los jefes determinarán primero tu valor por los resultados que ofreces para la empresa y para “sus” propios objetivos. Y tu capacidad de comunicar dichos resultados determinará cómo te posicionarás en su escala de prioridades y en tu camino para alcanzar el éxito.
Por eso, aquí tienes 5 claves que te ayudarán a presentar ante jefes exigentes, quedar bien y reforzar tu imagen dentro de tu empresa.
1. Transmite un mensaje cuantitativo y analítico, con un beneficio claro
Lo que sea que digas, tiene que estar relacionado con el negocio y el retorno. Y si no hay manera de asociarlo a una cifra, tiene que estar relacionado al menos a un retorno cualitativo.
Busca que lo que le cuentes tenga siempre un impacto en la cuenta de resultados y que, desde el inicio, quede claro el beneficio de lo que presentas para captar su atención al instante.
Y cuando hables de algo estratégico, es importante que indiques “de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos”.
2. Presenta de manera clara y estructurada
Cuando presentes algo, ten siempre en mente lo que quieres conseguir. Decirlo de manera explícita y clara te ayudará a alcanzarlo.
En cambio, no tenerlo claro hará que todos pierdan el tiempo. Porque cuando ni tú mismo conoces el objetivo, es imposible hacerlo realidad.
Además, ten en cuenta que la gente en altos puestos ve muchos temas y lo hace desde una perspectiva global. No conoce las cosas en detalle porque para eso hay gente por debajo suyo.
Por eso, procura hablar de manera sencilla y estructurada. Sencilla, evitando ser excesivamente técnico. Casi como si le hablases a un novato. Estructurada, asegurándote de que lo que le cuentes esté muy bien hilado y esquematizado para que pueda seguirte.
Recuerda que su visión es muy amplia. Y para que entienda lo que cuentas, tienes que ir de lo global (que entiende) a lo específico (que no entiende tanto).
3. Ten un dominio absoluto del tema
Control total de lo que dices. Porque si no lo tienes y encuentra una fisura en tu discurso, ahí pegará el martillazo.
Alguien muy analítico podrá darse cuenta fácilmente cuando un dato no concuerda con lo que cuentas. Y si lo hace, prepárate para el chaparrón.
Pero si te pilla y no tienes clara la respuesta, mejor di que no la tienes clara y que investigarás. Porque si te inventas la respuesta y es errónea, te pillará tarde o temprano. Y eso pondría tu credibilidad en entredicho.
4. Da respuestas concretas a preguntas concretas
Una pregunta de “sí o no” siempre espera una respuesta de “sí o no”.
Pero como no todo en la vida es blanco y negro, tras el “sí” o el “no”, puedes indicar si existen matices. Aunque, si los hay, insisto, acláralos sólo después de haber dado la respuesta concreta que espera de ti.
Además, recuerda quién es que manda. Por mucha confianza que le tengas, si te interrumpe, te callas. Si te rebate, defiende tu postura una sola vez. Pero si te vuelve a rebatir, tienes que cerrar el pico.
Y por mucho que la situación te hunda, tienes que poder continuar presentando y aguantar el temporal.
5. Conócelo para hablarle como le gusta
A cada quien le gusta que le presenten las cosas de una manera específica. Hay quienes quieren diapositivas proyectadas en una pantalla. Hay otros que prefieren que les imprimas los informes.
Es importante saber cómo le gusta a tu jefe o jefa. Porque hacerlo de otra manera podrá hacer que se encallen las cosas. En cambio, hacerlo “a su manera” hará que las reuniones fluyan.
Pero esto sólo se aprende sobre la marcha, con prueba y error. Así que escucha y toma nota.
Y sobre todo, no le hagas esperar; su tiempo vale mucho más que el tuyo. Al menos en términos económicos para la empresa.
Por ello, tenlo todo listo antes de que llegue a la sala. De otro modo, si le haces esperar, podrá perder la paciencia, cabrearse contigo e irse. Y volver a intentarlo más tarde será complicado.
Tu trabajo es hacerle la vida más sencilla
Al final, de lo que se trata es de facilitarle la vida a tu jefe. Y de que, en el camino, vayas ganando puntos para que puedas ir escalando poco a poco.
De todos modos entiende que, pase lo que pase, te pegarás de bruces en el proceso. Pero, aunque te gruña, te grite o te ignore, recuerda que no es nada personal. Es sólo negocios. Y que, si lo haces bien, tendrás las papeletas para ganarte su confianza y tenerle de apoyo en tu camino hacia el éxito.
¿Quieres mejorar tus probabilidades de éxito profesional, posicionarte como autoridad en tu sector y llegar todo lo lejos que siempre has querido? Entonces, aunque no tengas un jefe cabrón, tienes que aprender a comunicar de manera efectiva.
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Imagen de Jason Rosewell
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