Cuando te dispones a preparar una presentación, ¿qué es lo primero que haces? No, no me lo digas. Deja que adivine. Enciendes el ordenador y abres PowerPoint (o el software de turno), ¿no?
El viernes pasado hablaba con mi padre (Víctor) y surgió el tema de la creatividad y cuál es el proceso creativo que sigo para escribir en este blog. Le decía que, normalmente, se me ocurren las ideas más estrafalarias cuando menos me lo espero y en los lugares más insólitos. No cuando estoy frente al ordenador. Nunca he escrito nada desde cero en el ordenador sin que la cabeza haya dado algunas vueltas antes.
Aficionado a la meditación, al yoga y a estar en el momento presente (el tan actualmente de moda «mindfulness»), me hizo ver una verdad tan grande como una casa. Las mejores ideas surgen cuando nos acercamos al silencio. Al silencio mental.
Tu mejor presentación nace en la ducha
Y en el váter. Y en el coche. Y durante el entreno para la media maratón. Porque las grandes ideas surgen cuando menos te las esperas. Cuando tu mente está en silencio, lejos del bullicio exterior y sin la predisposición y los prejuicios de su interior.
No salen cuando nos da la gana. Tampoco salen de una sola sentada. De hecho, esta entrada nació con aquella conversación. Fue tomando forma mientras regresaba de la playa. Maduró en la ducha. Y terminó de formarse en el iPad.
La peor estrategia para concebir una presentación es parirla en el ordenador
Porque el propio formato encasilla y mina la creatividad.
La mejor estrategia consiste en desarrollarla mediante un proceso analógico, con papel y lápiz. Escribiendo, dibujando y anotando todo lo que se te ocurra. Luego dejarlo por un rato (largo) y permitir que el subconsciente trabaje. Al retomarlo, es mucho más sencillo dar esa vuelta de tuerca adicional que hace falta para que las ideas cojan forma y se hagan grandes.
Los ocho pasos a dar antes de abrir PowerPoint, siempre
Por lo que más quieras, que no se te ocurra hacer una sola diapositiva hasta que hayas dado los siguientes pasos.
- Conoce a tu público para poder diseñar un mensaje relevante
- Define un objetivo claro: qué quieres que haga el público
- Redacta un mensaje único, eso que quieres que recuerden si sólo recuerdan una cosa
- Haz una lluvia de ideas exhaustiva (a mano siempre mejor)
- Filtra esas ideas y elimina todo lo que no aporte a ese mensaje único
- Encuentra patrones comunes entre las ideas, agrupa y organiza
- Estructura (preferiblemente) en tres bloques
- Redacta un guión poblando dicha estructura de contenido: ejemplos, anécdotas, metáforas, demostraciones
Sólo tras haber hecho todo esto tienes permiso para comenzar a diseñar tus diapositivas. No antes.
Esto te asegurará que el resultado final sea óptimo, que tu presentación sea un éxito y que tus grandes ideas muevan montañas.
Interacciones con los lectores