¿El líder nace o se hace?
¿La personalidad carismática nace o se hace?
¿El gran comunicador nace o se hace?
Te tengo la respuesta y te sorprenderá.
El discurso que casi no fue…
En septiembre del año 2002 se celebró el 11º Simposio de Ingeniería Industrial en Santo Domingo, mi ciudad natal.
Como presidente del Comité de Estudiantes de Ingeniería Industrial, (yo) tenía que leer el discurso inaugural frente a cerca de 300 personas entre las que habrían inscritos, profesores, profesionales del sector y autoridades del país.
600 ojos iban a estar pendientes de mí por lo que entendía que me jugaba mucho.
Y pensar que estuve a punto de no hacerlo…
Ocho meses antes me estuve debatiendo entre si postularme a la presidencia del comité o no hacerlo. ¿Por qué? Por miedo a leer ese discurso.
De niño me crié con ciertos complejos de inferioridad y desarrollé una personalidad algo retraída frente a los desconocidos.
Como muchas personas inseguras, prefería evitar determinadas situaciones de exposición pública y cuando sentía que me ponían en evidencia, reaccionaba de manera arrogante.
La realidad era que me apetecía el cargo y las oportunidades profesionales y personales que me podía abrir. Pero la idea de tener que leer ese discurso (leer, no dar) me aterraba.
Víctor, mi papá, un tipo sereno y analítico al escuchar mi preocupación me dijo algo que me dejó pensativo durante días.
Me removió tanto el interior que, a pesar de ser yo un tipo rebelde y acostumbrado a llevar la contraria, me hizo hacerle caso. Y gracias a él, me armé de valor y decidí postularme para ser presidente del comité; por suerte.
¿Desapareció del todo mi miedo?
¡Ni en sombra!
Pero a pesar de éste, el empujón de mi papá me hizo darme cuenta de que es posible actuar a pesar del miedo si algo o alguien te guía en el camino.
La práctica NO hace al maestro
17 años después de ese discurso leído, hoy me dedico a hablar en público profesionalmente y a enseñar a otras personas a triunfar hablando en público.
¿Cómo es posible que un adolescente acomplejado y retraído, que caía mal en los primeros encuentros y al que no le gustaba especialmente tratar con extraños, hoy en día se dedique a una de las profesiones de mayor exposición social posibles?
Gracias a un principio difícil de tragar: “la práctica NO hace al maestro”.
¡¿QUÉ?!
El concepto de que “la práctica hace al maestro” es una gran mentira. O al menos una verdad a medias.
¿Por qué?
Intenta hacer un pastel, siguiendo la receta al pie de la letra. Lo único que tu receta dice “sal”, donde tendría que decir “azúcar”.
Ahora, hazlo 10.000 veces.
¿Mejora tu técnica?
Puedes afirmar con total rotundidad que entre la primera vez y la número 10.000 habrás practicado mucho. Muchísimo.
Seguramente has conseguido acabarlo en menor tiempo, sacar una textura más esponjosa y una imagen de revista.
Pero ¿sabe mejor el último que el primero?
Casi con total seguridad será incomible.
Porque lo que hace al maestro no es la práctica. Es la práctica “deliberada” la que hace al maestro.
¿Y qué significa eso de “práctica deliberada”?
Significa dar cuatro pasos y entrar en bucle.
- Paso 1: Practicar.
- Paso 2: Recibir feedback (evaluación de tu desempeño).
- Paso 3: Asimilar ese feedback y elegir al menos un elemento a mejorar.
- Paso 4: Practicar llevando a cabo dicha mejora.
Luego volver a empezar desde el “paso 2”.
Durante varios años hablé en público cada semana.
Y cada vez me evaluaban.
Y cada evaluación de dolía.
Pero, a pesar del dolor, me tragué mi orgullo (casi siempre).
Y hoy me dedico profesionalmente a esto, ganándome muy bien la vida.
Feedback: el desayuno de campeones
El escritor y experto en management Ken Blanchard dijo con mucho criterio:
“El feedback es el desayuno de los campeones”.
Esto significa que para ser grande en cualquier área necesitas evaluar tu desempeño y corregir con cada intento.
Por eso los grandes oradores, comunicadores, líderes y personalidades carismáticas no nacen. Se hacen.
Porque buscan la mejora continua de manera incansable.
Desarrolla tus habilidades de comunicación para convertirte en speaker
¿Cómo puedes buscar tú la mejora continua de manera incansable para poner esteroides a tus habilidades de comunicación y así convertirte en speaker?
- Primero: grábate en vídeo cada vez presentes en público o, al menos, graba en audio tus conversaciones de trabajo.
- Segundo: visualiza esos vídeos (o escucha dichos audios).
- Tercero: analiza la claridad de tu mensaje, la gracia y seguridad en tu puesta en escena, así como tu capacidad de conectar con el público.
- Cuarto: escoge un elemento positivo para afianzar y un elemento negativo para mejorar.
- Quinto: implementa.
No hay trucos.
No hay atajos.
No hay fórmula mágica.
Hay intención y práctica deliberada.
Siempre diré:
“Vale más un introvertido preparado que un extrovertido improvisando”.
La excelencia no se improvisa. Se planifica de manera estratégica.
Por eso, quien que trabaja duro y de manera inteligente, siempre le ganará a quien tiene un don pero no hace nada para cultivarlo.
¿Tú qué opinas? Por favor dímelo en los comentarios (los contesto todos).
—
Recuerda mi próxima clase online gratuita el próximo jueves 6 de junio a las 20:00 de España: «10 secretos para triunfar hablando en público que nadie te va a contar y que te ayudarán a atraer a más clientes».
Quiero asegurar mi plaza a la clase online gratuita
—
Imagen de Laura Smetsers
Interacciones con los lectores