Y volvemos con la serie Personajes Corporales, ésta vez con la quinta entrega.
¿De qué va esto? De las malas prácticas de lenguaje corporal en las presentaciones.
Las analogías permiten entender fácilmente conceptos (a veces) complejos. Con un personaje de la vida cotidiana y sus gestos, aprenderás qué cosas debes evitar al desenvolverte frente a un público… siempre que puedas.
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“La distraída” es una chica que pasa de todo. Está tan preocupada por sus asuntos personales que no es capaz de prestar atención a los demás y, por ello, ni siquiera los mira a los ojos. Todo el que esté interactuando con ella en ese momento se siente menospreciado o, al menos, no tenido muy en cuenta. La sensación del interlocutor de “la distraída” es negativa y, tarde o temprano, decide evitarla para ir a interactuar con otra persona.
EVITAR EL CONTACTO VISUAL CON EL PÚBLICO ES NEGATIVO
Hablando en público nos convertimos en “la distraída” cuando no tenemos contacto visual con el público.
Podemos hacerlo por dos razones:
- Porque el público no nos interesa.
- Porque nos produce ansiedad mirar al público a los ojos.
Si el caso es el primero, este blog no es para ti; te invito amablemente a cerrar la ventana. Si es el segundo, te aseguro que tiene solución. Si te has preparado bien, en pocos minutos recuperarás la calma. No obstante, si quieres acelerar el proceso, busca hacer contacto visual con gente conocida durante el primer minuto.
Es importante que tengas en cuenta que el contacto visual es una de las claves para conectar con el público. Evitar el contacto visual nos lleva a lo contrario. Cuando no les miramos a los ojos proyectamos inseguridad, pero también pueden interpretar que pasamos de ellos o que no somos de fiar, porque quien no mira a los ojos suele esconder algo.
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Sentir cierto nivel de ansiedad al hablar en público es perfectamente normal. Pero si aprendemos a observar nuestro comportamiento mientras presentamos y, tras obtener feedback, buscamos la práctica deliberada, lograremos mejorar y evitar este tipo de gestos que sólo restan efectividad a nuestras ponencias.
Nota importante: Nuestro desenvolvimiento al hablar en público es importante aunque secundario. Lo primero es hacer bien los deberes con anterioridad. Esto implica planificar la ponencia concienzudamente, prepararla con esmero y practicarla hasta que salga con fluidez. Hecho esto, lo siguiente en importancia es asegurarnos de que lo que digamos con la boca y con el cuerpo concuerda. Lo demás saldrá solo.
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