En una entrada pasada hablamos sobre cómo nuestro instinto de supervivencia, diseñado para reaccionar ante potenciales amenazas de muerte, no ha evolucionado a un instinto 2.0. Ante un peligro, generamos la suficiente adrenalina para correr o luchar.
Esa falta de actualización de software es la que nos impide entender que hablar en público no supone un peligro de muerte. Y por eso nos tiemblan las piernas, las manos y la voz cuando tenemos que dirigirnos a grupos de personas.
Pero no es tan sencillo. No todo el mundo reacciona de la misma manera en circunstancias de este tipo. Ya sea por tener tablas suficientes como para controlar bien el tema o para sentirse con mucha mayor autoridad que el público, hay quienes no sufren los mismos impulsos que la mayoría de los mortales.
Dos tipos de miedo a hablar en público
Sacando este grupo de la ecuación, quedamos los demás. Ésos que lo pasamos mal. Todos nosotros podemos pasar por dos líneas de pensamiento a la hora de sentir miedo a hablar en público.
1. Miedo porque sé que lo haré mal
Ocurre cuando no dominamos el tema (y sabemos que el público tiene ciertas nociones al respecto) o cuando no estamos lo suficientemente preparados. Es decir, cuando no hemos planificado con cabeza, preparado con esmero y ensayado con dedicación. No estar lo suficientemente preparado es camino seguro hacia la perdición.
Pero este miedo desaparece en el momento en el que sabemos que nos hemos preparado correctamente y hemos practicado hasta lograr que el guión salga de manera fluida.
2. Miedo por querer hacerlo bien
Es el miedo positivo. Es la ansiedad que sentimos en forma de mariposeo estomacal porque, sabemos que, aunque estamos bien preparados, nos la jugamos y por ello queremos que salga bien.
Lamentablemente, esta ansiedad miedo no desaparece nunca. A pesar de ello, sí podemos aprender a controlarla. ¿Cómo?
- Asegurándonos de prepararnos con tiempo, de manera que podamos descansar debidamente la noche antes sin tener que preocuparnos por terminar el PowerPoint y ensayar.
- Haciendo ejercicios de relajación. Respirando de manera profunda mientras meditamos sobre dicha respiración.
- Buscando amigos en la sala. Esas sonrisas que no se atreverían a juzgarnos negativamente y que nos ayudarán a superar ese primer minuto tan complicado.
- Forzando una postura de poder. Erguidos y sonrientes, enviamos señales de confianza a nuestro cerebro que terminan (poco a poco) convenciéndonos de que estamos en control.
¿Qué tipo de miedo sientes?
¿Cuál de estos dos miedos vives más a menudo?
Si es el primero, es hora de que comiences a hacer tus deberes de forma metódica. Verás como más del 50% desaparece de la noche a la mañana.
Si es el segundo, no te preocupes. Siempre que hayas solventado el punto anterior, lo demás es gestionable. Y, a medida que vayas adquiriendo tablas, será más y más llevadero.
¿Cómo experimentas el miedo a hablar en público? ¿Qué haces para controlarlo?
¿Quieres aprender a controlar y a esconder tu miedo a hablar en público y todavía no estás suscrit@ en este blog? Date de alta y recibirás en tu email mi serie de cuatro vídeos.
ENTRADAS RELACIONADAS:
- VÍDEO: Cómo superar el miedo a hablar en público.
- Seis trucos para disimular el miedo a hablar en público.
- Tres herramientas para controlar la ansiedad frente al público.
- 5 claves para gestionar el miedo a hablar en público.
- 3 secretos para combatir el miedo a hablar en público, a los aviones y a los bichos.
Interacciones con los lectores