Hablar bien en público es como el liderazgo: una habilidad. No se nace sabiéndola. No nos viene de fábrica, contrario a lo que mucha gente cree.
Igual que con los deportes y los idiomas, hay personas que muestran mayor facilidad y aptitud, y éstas hacen que el proceso les sea mucho más sencillo que a otras. Pero esto no quiere decir que el camino no sea transitable para todos.
En los últimos cinco años he vivido un intenso proceso transformacional. Tras descubrir mi verdadera pasión (hablar en público), comencé un viaje de autodescubrimiento que no tiene fin. Y en el que cada hora de vuelo se siente como la primera, pero la vivo como si fuera la última.
Cómo aprender cualquier cosa
Romanticismos aparte, también me he dado cuenta de que las claves para aprender cualquier cosa, incluido hablar bien en público, son dos:
- Tener la actitud correcta
- Seguir un proceso
Lo primero es la actitud
“Lo importante es la actitud. Con ésta se puede aprender todo lo demás.” – César Piqueras
Cuando una empresa hace un nuevo fichaje y esa persona proviene de una industria distinta, no se le contrata por sus habilidades técnicas específicas. Se le ficha por su capacidad de trasladar lo aprendido anteriormente a un sector del que no tiene ni pajolera idea. Y para que la transición sea fluida, la persona debe tener una actitud lo suficientemente positiva y proactiva como para poder aprender bien y rápido. De lo contrario, a la calle.
Dentro de la actitud hay tres claves que marcan la diferencia:
- Humildad: Reconocer que no lo sé todo y que aprender habilidades nuevas me ayudará a progresar.
- Ambición: Tener hambre y ganas de salir adelante y de alcanzar una meta difícil.
- Perseverancia: Aprovechar todas las oportunidades que se presentan para practicar, tropezarme y ponerme de pie para volver a hacerlo de nuevo.
El método promueve la eficiencia
Pero igual que sólo la intención no es suficiente, no basta con sólo tener una buena actitud. Hay que materializarla en acciones específicas y ordenadas para alcanzar la meta sin lanzar disparos al aire. Hay que seguir un mapa de ruta.
El método que me ha funcionado (y que me sigue haciendo crecer) consta de tres pasos sencillísimos pero imprescindibles:
- Acepta la curiosidad con los brazos abiertos: El descubrimiento es el preludio del conocimiento. Pero sin curiosidad, sin inquietudes, no es posible adquirir conocimiento. Y si te dicen que la curiosidad mató al gato, recuerda que éste tiene siete vidas.
- Practica todo lo que puedas: El conocimiento no aplicado sirve de poco más que tener conversaciones interesantes. Exponerte a una práctica deliberada en la que sales de tu zona de confort, recibes feedback, lo aplicas y comienzas de nuevo, es la única receta para hacerlo cada vez mejor.
- Siempre cuestiona lo preestablecido: Pocas cosas son absolutas y pocas verdades inquebrantables. Todo tiene que ser cuestionado para ser mejorado. Sobre todo tu propia noción de cuánto sabes y cuán bueno eres en este momento. Tener un mentor es lo ideal, pero si no tienes uno para que te machaque, un grupo de trabajo también vale.
Con la actitud adecuada y un método claro nada te puede parar. Sé curioso, practica y cuestiónalo todo y podrás aprender cualquier cosa. Incluido hablar bien en público.
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¿Qué te ha funcionado a ti para aprender una nueva habilidad?
Imagen de ntr23
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