Termina una semana de película y, entre estrellas, estatuillas y una que otra lágrima, hemos presenciado producciones espectaculares que, a juzgar por los escenarios, parecerían haber costado unas millonadas. Y me pregunto, ¿han hecho justicia los artistas y presentadores a tan majestuosos montajes? Opino que sí y que no.
El “sí” lo dejo a la imaginación de cada quien. El “no” lo digo por aquellas personas que, nominadas a sus respectivos premios, no pusieron el empeño necesario para prepararse un discurso de agradecimiento como toca, faltando al respeto de sus seguidores y de todos los que nos plantamos a verles frente a la tele.
El Curso Dale Carnegie “Comunicación Efectiva y Relaciones Humanas” enseña una técnica fácil para recibir un premio:
a) Agradecimiento: Comienza por dar las gracias.
b) Reconocimiento: Rinde homenaje a aquéllos que hicieron posible que recibieras dicho premio.
c) Dedicatoria: Dedícalo a quien mejor te parezca.
d) Agradecimiento: Cierra el círculo volviendo a dar las gracias, y buenas noches.
Como el esqueleto de un mini discurso, esta estructura es francamente efectiva y, en general, altamente practicada en diversos ámbitos. Sin embargo, más allá de la mera (buena) intención y de lo que se diga, lo verdaderamente importante es el cómo se dice. Por eso, incluyo aquí siete consejos para dar eficacia a la estructura de Dale Carnegie y aumentar las probabilidades de evitar un momento bochornoso al recibir un premio.
1. Prepárate y practica
Qué feo queda sacar un trozo de papel doblado (arrancado de una libreta de espiral) mientras se va vestido de etiqueta. Tener una “chuleta” con palabras clave puede ser útil en caso de quedarse la mente en blanco, pero ojo con el formato. Si prefieres frases clave, escríbelas con viñetas o en forma de poesía, pero no perdonaremos que lleves contigo una parrafada y que la leas de cabo a rabo en escena. Habla con el público, no le leas… Para ello, escribe tu discurso con tiempo y ensaya debidamente en casa.
2. Entretén
Las ceremonias de entrega de premios, por muy solemne que sean, cuentan con un público expectante, deseoso de escucharte hablar y que, sobre todas las cosas, busca pasárselo bien. Por ello, evita ser pesado, serio y filosófico. Inicia tu discurso con garra, cuente una historia o anécdota divertida y cierra con impacto. Será memorable.
3. Sé breve y conciso
En 1942, la Academia Americana de Cine decidió limitar el tiempo otorgado a los ganadores a la hora de aceptar su Oscar a raíz del discurso de 5:30 minutos de la actriz Greer Garson, merecedor de un récord Guinness. Desde entonces, el tiempo estipulado ha sido de 45 segundos. Los espectadores cuentan con un reloj mental que, a sabiendas del tiempo límite marcado, no te perdonarán ni un segundo de más; una vez dicho reloj sienta que te has pasado de tiempo, perderás la atención de tu público, por mucho cariño que le tengas a tu abuela, a tu gato y a todo aquél que haya hecho posible tu merecido premio.
4. Palabrotas no
Entendemos tu exaltación pero recuerda que no estás viendo el fútbol con tus amigos ni tampoco te encuentras en medio de un atasco con las ventanas arriba. Estás, en el mejor de los casos, frente a un grupo de personas con las que no tienes demasiada confianza y, en el peor, frente a uno que otro millón de tele espectadores. Sé tú mismo, pero controla tus impulsos y usa lenguaje de horario familiar.
5. Emociónate, pero no demasiado
Evocar emoción con tus palabras está muy bien; muestra que eres humano y eso nos acerca a ti pero, por favor, no seas “pasteloso”. Evítanos la vergüenza ajena y mantén intacta la autoridad que te ha merecido ser uno de los ganadores.
6. Mantén el contacto visual
Recibir una estatuilla puede ser impresionante pero la podrás ver todo el tiempo que quieras en la estantería de casa. Sin menospreciar tu mérito, es el público el que está celebrando el premio contigo (no la estatuilla, el suelo, ni el fondo del teatro) y, en muchos casos, quien ha hecho posible tu nominación. Dirígele tu mirada y hazle sentir que estás hablando con cada uno de ellos de forma individual.
7. Sonríe
El contacto visual es muy poderoso pero, sin la compañía de una sonrisa genuina, puede hacer que se salga el tiro por la culata y genere antagonismo. Además, se supone que recibir un premio es razón para estar contento, así que demuéstralo.
En cuanto a lenguaje corporal, variación vocal y presencia en general, recibir un premio sigue los mismos principios que dar cualquier discurso. Tenlos en cuenta la próxima vez que estés nominado. Si sigues ésta y las demás recomendaciones, te prometo que no harás ningún papelón y muy probablemente nos hará ilusión verte recibir otro premio el año siguiente.
Imagen de Philip Cardiff
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