Tres herramientas para controlar la ansiedad frente al público

‘¿Por qué me pongo tan nervioso antes de hablar en público?’ (Me atrevo a decir que) esta pregunta nos la hacemos todos. Manos sudorosas, garganta reseca, lengua pastosa… ¿Sigo? Ritmo cardiaco histérico, ansiedad intensa, temblores incontrolables. Son algunos de los síntomas del miedo a hablar en público que, como todos los miedos, también cuenta con su propia terminología: glosofobia. Según Glossophobia.com, la palabra proviene del griego glössa, que significa lengua, y phobos, que significa miedo. Y es que entre discusiones y debates, no llegamos a ponernos de acuerdo entre si preferimos morir o hablar en público porque, francamente, ambas ideas pueden provocarle la orina hasta al más valiente de los gladiadores.

¿Pero qué es realmente lo que nos sucede ante el mero indicio de tener que subir a un escenario y pronunciar algunas pocas palabras frente a un grupo de personas que, en la casi totalidad de los casos, saben menos que nosotros del tema que nos proponemos abordar? ¿Por qué es que la sola idea de vernos en escena nos convierte las gónadas en ‘pajarita’? Hemos de echar la culpa a la adrenalina.

Sin entrar en tecnicismos, la adrenalina es una hormona que nos prepara para enfrentar situaciones de estrés en las que nos podemos ver obligados a luchar para defendernos o correr para salvarnos. Si bien hablar en público no supone un peligro real, el organismo lo asimila como una situación límite en la que los ojos de nuestro público están “juzgando” cada acción y cada movimiento que hagamos.

La ansiedad provocada por el chute de adrenalina es imposible de eliminar. No obstante, hay tres cosas que podemos hacer para controlarla y reducirla a un mínimo tolerable, aunque necesario para asegurarnos estar presentes y concentrados en dar lo mejor de nosotros mismos en cada presentación.

Tres claves para controlar la ansiedad frente al público

1. Preparación

No es necesario ser Einstein para entender que, mientras más sabemos de un tema, más preparados estaremos para hablar sobre éste y, por consiguiente, más seguros de nosotros mismos antes, durante y después de la ponencia. Por ello, investigar con esmero el tema a tratar y estructurar un discurso en función de dichos conocimientos es la primera clave para tener éxito ante la audiencia. Ojo: No hace falta ser el mayor experto del mundo; sólo basta con saber un poco más que el público y conocer de pies a cabeza el temario. Ganémonos el derecho a hablar estudiando de antemano y reduciremos considerablemente el nivel de “nerviosismo”.

2. Práctica

No sé cuántas veces he podido leer esto – “practice, practice, practice” – haciendo alusión a la necesidad imperante de, tras prepararse el discurso, practicarlo antes de presentarlo. Sobre esto no puedo decir que exista una regla de oro pero mi experiencia me dice que hay dos verdades que irrefutables:

  • Mientras más veces se ensaya un discurso, mayor dominio se tendrá sobre éste y, por ende, con mayor naturalidad y soltura se podrá presentar. Practiquémoslo tantas veces como sea necesario hasta que sintamos que nos sale de manera fluida, natural y satisfactoria (en función de nuestros propios estándares).
  • Memorizar el guión puede ser muy peligroso. Conocer de memoria cada palabra puede hacer que se nos salga el tiro por la culata porque, si olvidamos un “trocito”, puede ser complicado encontrar la continuación y nos arriesgamos a quedarnos en blanco. Por ello recomiendan memorizar las ideas principales de cada fragmento del discurso y ensayar el resto usando palabras distintas a las del guión. Ojo: Es importante memorizar la introducción y la conclusión para abrir y cerrar con impacto. El resto puede salir con nuestras propias palabras de manera efectiva en prácticamente todos los casos.

3. Anclas

Un ancla es un objeto, acción o pensamiento que desencadena un estado de ánimo determinado. Asociamos imágenes, canciones u olores a situaciones pasadas y éstos, de forma instantánea, nos hacen revivir las sensaciones experimentadas en dichas situaciones. Del mismo modo en que estos elementos nos recuerdan circunstancias pasadas, podemos elegir un estado de ánimo deseable y relacionarlo a algún objeto o ritual, de manera que al entrar en contacto con uno u otro, podamos acceder al estado deseado de confianza, seguridad y entusiasmo (por ejemplo), tal y como hacen los deportistas antes de salir al campo.

En la pasada Conferencia de la División H – Distrito 59 de Toastmasters celebrada en Marbella, Gerhard Hoerger me enseñó un truco que me vino de perlas antes de subir al escenario y que nunca olvidaré. Me contó que un compañero suyo, para calmar la ansiedad antes de presentar, tensaba los dedos de los pies e instantáneamente se le deshacía el nudo del estómago. Puede sonar a chorrada monumental pero, lo intenté y el efecto fue mágico. Cada vez que sentía que los nervios podían conmigo, tensaba los dedos de los pies y me calmaba. Éste es un ejemplo de ancla que no sólo es efectiva sino también discreta.

Por supuesto, no hay ritual que valga sin haber hecho los deberes, pero una vez realizados, un ancla es un buen amuleto de la suerte tan potente como el Valium, aunque algo menos nocivo.

Imagen por iBaca.

Descarga gratuita

5 errores de comunicación catastróficos que están costando una fortuna a tu empresa y cómo remediarlos en 48 horas + Kit gratuito con 5 trucos probados para vender tus ideas y proyectos a superiores, colegas y clientes

Categorías
Artículos populares
Acerca de mí

Mi nombre es Sebastián y, si eres como yo, tienes ideas con ganas de ser escuchadas. Descubre cómo hacer que te lleven a donde quieras.

5 errores de comunicación catastróficos que están costando una fortuna a tu empresa y cómo remediarlos en 48 horas + Kit gratuito con 5 trucos probados para vender tus ideas y proyectos a superiores, colegas y clientes

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

DECLAMATORIA, S.L. es la Responsable del Tratamiento de tus datos, con la finalidad de moderar y publicar tu comentario con tu nombre (en ningún caso se publicará tu correo electrónico). Tienes derecho de acceso, rectificación, supresión, limitación, oposición al tratamiento y portabilidad. Puedes ejercitar tus derechos en info@sebastianlora.com. Más información en la Política de privacidad

5 errores de comunicación catastróficos que están costando una fortuna a tu empresa y cómo remediarlos en 48 horas + Kit gratuito con 5 trucos probados para vender tus ideas y proyectos a superiores, colegas y clientes