Una de las cosas más gratificantes que existen en esta vida es ser bueno/a en algo y, con ese “algo”, ser capaz de aportar a los demás. Tener una capacidad o habilidad especial nos hace destacar y nos diferencia de las personas que nos rodean. Nos hace especiales, únicos, talentosos.
Pero, ¿qué pasa si no te sientes especial, no crees ser único/a o no tienes talento? ¿Significa esto que tienes que cerrar el chiringuito y conformarte con una vida profesional (y social) “común y corriente”? ¿O puedes darle la vuelta a la tortilla?
Cuando el talento y la oportunidad no se encuentran
Al parecer, existe una batalla ensangrentada entre las grandes empresas para captar y retener al talento profesional mundial. La web está plagada de artículos recientes sobre cómo ganar esta guerra.
En uno de estos artículos, John Stein de Fast Company dice que es muy difícil encontrar gente con talento y empuje.
Parece haber un desequilibrio entre la oferta y la demanda, donde existen muchos puestos que requieren personal talentoso, cualificado y con una buena reserva de materia gris. Pero, ¿realmente hay una baja oferta, o es que hay mucho talento por descubrir?
En octubre de 2013, la empresa Gallup publicó un estudio que mostraba que sólo el 13% de la población trabajadora mundial disfruta de su trabajo. El restante 87% no lo disfruta o directamente lo detesta. Dentro de ese 87%, ¿cuánta gente está en esa situación por mediocridad, conformismo o falta de visión? ¿Y cuánta de ésta simplemente no ha dado con la oportunidad adecuada?
Cualquier intento de contestar a esa pregunta con cifras exactas se quedaría en una mera elucubración. Mojándome un pelín, me atrevo a decir que lo que hay es una alta deficiencia en nuestra capacidad para mostrar lo que valemos y en cómo casar eso con las oportunidades disponibles en el mercado.
Recuerdo cuando llegué a España a los 23 años con poco más que un gran sueño. Durante meses estuve buscando trabajo sin éxito. Me parecía injusto que nadie me abriera las puertas para escuchar todo lo que tenía para dar.
Sin entrar en juicios de si en ese momento tenía talento o no, lo que más tenía era ganas. Pero lo que menos tenía era conocimiento y criterio sobre cómo hacerme escuchar. Con tanta gente no apta en puestos que muchos otros podían desempeñar mucho mejor, mi problema no era sólo no tener idea de cómo mostrar mi valía. Era también de no ser capaz encontrar una oportunidad para mostrarla.
La guerra del talento se está luchando entre las empresas, pero la “paz” puede nacer dentro de cada uno de nosotros si descubrimos cómo encontrar y aprovechar las oportunidades existentes.
Desarrollar tu propio talento cuando no lo conoces
Según Fast Company, muchas empresas se concentran en reclutar talento en lugar de desarrollar las habilidades de sus empleados. Buscan captar talento cuando pueden crearlo internamente.
Pero ¿y si la responsabilidad de crearlo, desarrollando esas habilidades, no es sólo de la empresa, sino de cada uno de nosotros por igual?
La realidad es que todo el mundo tiene talento. Aunque sea en potencia. Algunos lo tienen más desarrollado que otros porque lo han descubierto y lo están desarrollando, aunque los demás no estén al corriente de ello.
Otros todavía no saben que lo tienen, pero cuentan con energía potencial esperando ser liberada y usada de manera productiva. La pena es que, en muchos casos, ese talento en potencia nunca lo llega a descubrir ni su propio portador.
Durante mis últimos meses en la universidad, recuerdo haber escuchado a antiguos compañeros de clase decir: “¡Qué ganas tengo de terminar la carrera para no volver a abrir un libro en mi vida!”
En otra anécdota inaudita que vivió mi primo André durante su año como estudiante de intercambio en Francia, uno de sus amigos le decía: “¿De qué sirve sacarse una carrera y obtener un buen trabajo cuando el gobierno se lo llevará casi todo en impuestos?”
Frases de este tipo me sacan una mezcla de risa tonta y llanto desesperado. Luego me invitan a darme cabezazos contra la pared mientras me pregunto qué rayos le pasa a (parte de) la humanidad.
Por suerte la mayoría de la gente quiere un futuro mejor. Pero para ello es necesario ponerse las pilas, remangarse la camisa, y comenzar a crearlo, desarrollando tu propio talento, incluso si no sabes cuál es.
7 ideas para desarrollar tu propio talento
1. No pares de formarte
En uno de los artículos citados arriba, Fast Company dice:
«Si crees que sabes suficiente, ésa es la primera señal de que no es así.»
El mercado siempre ha demostrado que si no avanzas, retrocedes, y el plano laboral no sólo no es la excepción. Es donde esto se hace más evidente.
Ten siempre viva la curiosidad y reinventa tus habilidades constantemente.
¿No tienes medios? No es excusa. Si tienes acceso a internet, puedes formarte de manera gratuita con programas de universidades punteras, por ejemplo, en Coursera.
2. Lee
Leer es parte de formarse, pero no lo es todo. Leer ayuda a despertar la creatividad, a descubrir cosas nuevas, a soñar. Es también una manera de “rodearse” de gente influyente y con ideas innovadoras, capaces de empujarnos a dar pasos que nuestro círculo de confianza no necesariamente nos impulsaría a tomar.
Cambia de temática de lectura de vez en cuando para descubrir nuevos puntos de vista sobre la vida.
Tres libros interesantes:
“The Element” – Sir Ken Robinson: Te enseñará la magia de descubrir el punto de confluencia entre lo que te gusta y lo que se te da bien.
“The Art of Work” – Jeff Goins: Te servirá de guía para descubrir tu pasión y te dará algunas pautas para comenzar a dedicarte a ella.
“The Happiness of Pursuit” – Chris Guillebeau: Te mostrará lo gratificante de ir en la búsqueda de algo grande y te inspirará con historias de personas normales que han logrado hazañas excepcionales.
Cualquiera de estos tres te ayudará a encontrar tu camino.
3. Conviértete en expert@
El que mucho abarca, poco aprieta, lee el dicho popular. Quien sabe de muchas cosas, es muy difícil que sepa mucho de nada.
Mientras más sabes de algo, mayores oportunidades se te presentarán para que ese “algo” se convierta en una línea de negocio.
Pero para convertirse en experto es importante el foco y la concentración. Dedicar tiempo y esfuerzos a desarrollar habilidades y practicarlas hasta destacar sobre la mayoría.
No hace falta ser “gurú”. Basta con saber más que quienes nos rodean y nos hacen preguntas al respecto.
¿No sabes por dónde tirar? Una señal de que otros te consideran experto en (o con mayores conocimientos de) algo aparece cuando te hacen preguntas y te piden sugerencias frecuentemente sobre algo.
Investiga a fondo. Ahí hay un filón.
4. Enseña
Una vez oí decir a Patricia Fripp, experta en comunicación en público, que la manera más efectiva para aprender es enseñar. Y lo he vivido en mis propias carnes.
Enseñar obliga a reflexionar sobre los conceptos aprendidos y a verlos desde perspectivas distintas para poder transmitirlos de manera efectiva. Este ejercicio genera nuevas conexiones neuronales y da una visión mucho más amplia de dichos conceptos, grabándolos en fuego en el cerebro.
Recopila esas preguntas que te hacen los demás y desarróllalas ampliamente. Con prueba y error irás viendo lo que mejor funciona y terminarás creando un temario que te hará cada vez más experto/a y aportará valor a más personas.
Te darás cuenta de que enseñar es altamente gratificante. Si no te lo parece, es que eso que estás enseñando no es lo tuyo y tendrás que seguir buscando.
5. Enfócate en algo que quieras con todas tus fuerzas
Cuando haces algo que te apasiona y lo quieres desde lo más profundo de tu ser, el tiempo se para, todo se relativiza y sientes como si volvieras a la niñez. Desarrollar tu talento en algo que te apasiona, es una receta (casi) segura de éxito.
En mi último viaje a Santo Domingo conversaba precisamente sobre talento con Liselotte Baigés, experta en PNL y conductora de un programa de radio en Santo Domingo llamado Manual para Solteros. Me dijo una frase que me hizo reflexionar mucho.
«El talento sin pasión no llega lejos.»
Para ello, haz como dice Jeff Goins en el primer capítulo de “The Art of Work”: Escucha a tu vida.
Tu vida no ha parado de mostrarte aquello que encaja a la perfección con tu personalidad.
Escúchala. Mientras antes lo haga, antes comenzarás a desarrollar ese talento que llevas dentro.
6. Ten un objetivo claro
Sí, es muy fácil decirlo cuando sabes lo que quieres. Pero, ¿cuán definitivo tiene que ser “lo que quieres”?
En este artículo de Inc, Quora dice que para tener éxito en las relaciones sociales y profesionales, primero hay que definir lo que es el éxito y, a partir de ahí, hacer todo lo que esté en tus manos para alcanzarlo.
Tu objetivo no tiene necesariamente que ser salvar el mundo o montar el próximo Google. Tampoco tienes que tener del todo claro cuál es tu propósito en la vida. Basta con tener una inquietud, una curiosidad, y querer satisfacerla. Si “escuchas a tu vida” y le haces caso saliendo de tu zona de confort, tras el primer paso, sabrás hacia dónde dar el segundo.
7. Trabaja tu autoconfianza
Si quieres llegar a ser alguien, a la vida hay que ponerle ganas, agallas, huevos… como quieras llamarlo. Porque cuando menos te lo esperes te pondrá a prueba. Y para poder enfrentarte a cada una de esas pruebas, necesitarás un mínimo nivel de autoconfianza.
Pero la autoconfianza no es algo con lo que se nace. Y tampoco te caerá del cielo. Requiere trabajo.
Un truco para ganar autoconfianza y desarrollar tu talento es arriesgar poco a poco, buscando alcanzar pequeños logros. Con cada uno de ellos, tu confianza en ti mismo irá creciendo, haciendo que sientas que lo puedes todo, aunque esto sea una ilusión.
Aquí tienes 10 trucos para ganar autoconfianza.
Comunica y vende tu propio talento
Vale, has descubierto tu talento y quieres poder sacarlo adelante. ¿Ahora qué?
En su libro “Stand Out”, Dorie Clark dice:
«Si quieres causar un impacto, es importante que se te escuche.»
¿Cómo lograr que la gente te escuche?
(a) Organiza tus ideas para poder comunicarlas
Para lograr el mayor impacto posible, es fundamental que lo que quieres comunicar tenga el mismo sentido dentro y fuera de tu cabeza. Por ello, estructura tu mensaje de forma lógica y éste será más efectivo.
(b) Habla siempre que tengas la oportunidad
La matrícula del coche de Darren LaCroix, Campeón Mundial de Oratoria en el año 2002, lee “Stage time”. Traducido al español, significa textualmente “tiempo en el escenario” y, según él, es la única manera de desarrollarse como orador.
Aprovechar cada oportunidad “sobre el escenario” tiene dos ventajas:
- Te da rodaje y te hace mejorar con cada intento.
- Te expone a más personas cada vez.
(c) Entiende que el mensaje hay que adaptarlo al interlocutor
Una de las cosas más difíciles en el mundo es venderle a alguien algo que no quiere, que no necesita, que no le interesa. Como un helado en pleno invierno…
Pero en muchas ocasiones, todo es cuestión de enfoque. Y eso que ofreces, transmitido de manera inteligente, teniendo en cuenta la persona a la que tienes delante, tendrá mucho mayor impacto que si usas el mismo mensaje prefabricado para todo el que te presta su atención.
(d) Lanza tu propio blog o canal de YouTube
A mí me han venido de perlas ambos. Sobre todo el canal de YouTube que crece en número de seguidores a pasos agigantados. Tanto el blog como el canal de YouTube me han traído negocio en nuevos cursos, conferencias, eventos y trabajos de asesoramiento.
Tener tu propia plataforma tiene un efecto multiplicador. Porque si, antes de ésta tu impacto llegaba a tu círculo cercano, la plataforma online te acerca a personas de todo el mundo de manera instantánea.
Tu talento, tu pasión y tu propósito
Por bueno o buena que seas en aquello a lo que te dedicas, si no lo haces con pasión, tu capacidad de crecimiento tiene un tope.
Porque llevar una habilidad a su máxima expresión requiere mucha dedicación y, sin ganas, esto no es posible. La apatía, la inercia y la vida en la que lo único que importa es el fin de semana, no dejan lugar al desarrollo de ese talento.
Porque cuando aquello a lo que dedicas un tercio de tu vida adulta no te motiva, el hastío llega tarde o temprano. Y éste deriva en infelicidad, enfermedad, huida repentina, o una combinación de las tres.
En su libro “The Success Principles”, Jack Canfield dice que cada uno de nosotros nace con un propósito de vida. Éste hace que todo en la vida encaje. Cumplir con dicho propósito implica hacer lo que te encanta y se te da bien, y conseguir lo que es importante para ti.
Sin un propósito en la vida, es difícil lograr grandes cosas. Es como salir de viaje sin un plan específico. Puede que te diviertas en el proceso, pero lo que conseguirás será poco en comparación con salir con los deberes hechos.
Esas cosas que te traen la mayor felicidad están alineadas con tu propósito de vida.
Cuatro pasos para definir tu propósito de vida
El ejercicio que propone Jack es sencillo, pero requiere reflexión, tiempo de asentamiento y algunas vueltas de tuerca. Yo estoy en pleno proceso, pero sé que estoy muy cerca.
¿Quieres definir tu propio propósito de vida? Sigue estos cuatro pasos:
1. Enumera dos de tus cualidades personales que te hacen único/a, como “determinación” o “capacidad analítica”.
2. Enumera una o dos maneras mediante las cuales disfrutas expresando esas dos cualidades cuando interactúas con los demás, como “motivar” o “formar”.
3. Imagina que el mundo es perfecto. ¿Cómo lo describirías? Escribe esa descripción en varias frases en presente.
Ejemplo: Las personas se dedican a lo que les gusta. Las personas son amables, cercanas y transparentes.
4. Combina los tres puntos anteriores en una afirmación.
Ejemplo: Mi propósito es usar mi determinación y mi capacidad analítica para formar a los demás y así ayudarles a realizar trabajo que les apasiona y que saca lo mejor de sí.
Tras este ejercicio, mi propósito en la vida está muy alineado con la siguiente frase:
Mi propósito en la vida es usar mi conocimiento, mi entusiasmo y mi empuje para ayudar a los demás a destapar sus talentos y aprender a comunicar con pasión para que puedan cambiar sus vidas y alcanzar su máximo potencial.
Al fin y al cabo, lo que queremos es ser felices. ¿No? Encontrar tu propósito, saber lo que mejor se te da y disfrutar con cada paso, es un fantástico camino hacia la felicidad. Y si no, al menos es divertidísimo.
¿Qué opinas al respecto? Comparte tus ideas en la sección de comentarios.
Imágenes de Demion y David Lofink.
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