Usar la tecla B o cómo ganar la atención del público

Seamos sinceros. Una presentación en la que el ponente tiene la atención indivisible de su público de principio a fin es la panacea. Entre el uso de aparatos móviles, la necesidad de ir al baño y el que la temperatura de la sala no sea adecuada para todos, están en juego mil y una variables que compiten con nosotros por la atención de la gente.

Esto es inevitable. No podemos pretender apoderarnos de su total atención como si les hipnotizáramos, y así tomar todo el control. No es realista. Hay “ruido” y distracciones en el ambiente contra los que tenemos que luchar para que nuestro mensaje llegue y se obtenga el resultado deseado.

Otra cosa muy distinta es que, como presentadores, seamos culpables de dichas distracciones capaces de dispersar la atención de lo que realmente importa: nosotros. Uno de los grandes pecados al hacer presentaciones es usar diapositivas que, más que servir de apoyo, sean la presentación en sí. Una infinidad de transparencias repletas de texto, muy pocas de ellas con imágenes, algunas de las cuales explicando varias ideas a la vez, y nosotros leyendo de éstas con la cara hacia la pantalla… como si, en nombre del público, estuviéramos hablándole a la proyección.

Una vez hemos terminado de leer el texto (y dejado de hablarle a la pantalla), volvemos la mirada a la audiencia y continuamos hablando; a veces de lo que acabamos de leer, otras veces con la sección siguiente. Pero, ¿qué pasa cuando esto sucede? Que, mientras hablamos, las personas se ven tentadas a dirigir nuevamente su mirada a nuestra pantalla, y a releer aquello que no le haya quedado claro.

Pasa lo mismo también a la inversa, cuando toca abordar el siguiente tema y pasamos a la diapositiva que toca pero, por alguna razón, aún no hemos terminado de comentar lo anterior. Al proyectar una nueva transparencia, invitamos al público a dirigir todos sus sentidos hacia esta dirección y a observar y leer (si aplica) lo que proyectamos. En ese instante, nuestra presencia se anula y no es sino hasta que han terminado de digerir el contenido de dicha diapositiva que su atención vuelve a nosotros.

¿Cómo hacer que el público mire a las diapositivas sólo cuando toca?

Sólo hay una respuesta: proyectándolas cuando toca, solamente.

Surge entonces la siguiente pregunta: ¿Cómo proyecto diapositivas sólo cuando quiero que el público las vea?

Tres maneras para eliminar la imagen de la pantalla:

1. Usando la tecla B

PowerPoint reconoce varios comandos sobre el teclado del ordenador. No sólo las flechas o el “intro” y “atrás” para mover las diapositivas hacia delante o hacia atrás respectivamente. También pueden usarse determinadas letras para indicar lo que queremos que se proyecte.

Un comando muy útil es el que permite poner la pantalla en negro. Mientras necesitamos el apoyo de la proyección, hacemos uso de ésta para presentar. Cuando ya no hace falta proyectar, pulsamos una tecla, la pantalla se pone en negro y, como por arte de magia, toda la atención vuelve al presentador.

Pero esto tiene truco. Si el software o la configuración del ordenador están en inglés, el comando para poner la pantalla en negro viene dado por la tecla “B” de Black, que es negro en inglés. En cambio, si el programa está en castellano, al marcar la tecla “B”, la pantalla se pone en blanco. El principio es el mismo, ya que desaparece la imagen proyectada, pero distrae menos proyectar en negro usando la tecla “N” que en blanco usando la “B”, debido a la luminosidad de la segunda opción. (Si se quiere proyectar en blanco y el ordenador está configurado en inglés, entonces usaríamos la “W” de White.)

2. Usando el mando a distancia

Existen mandos a distancia que, conectados al ordenador, nos permiten pasar las diapositivas sin necesidad de recurrir al teclado. Estos mandos también tienen un botón que permite hacer desaparecer la imagen, tal y como comentado arriba.

Sólo hay un problema. Dicho botón llama a la tecla “B” que, como explicado arriba es Black (negro) cuando la configuración está en inglés, pero como nuestros ordenadores en castellano asocian la “B” a blanco, pues es lo que obtenemos. De nuevo, el blanco también funciona, pero yo prefiero el negro porque distrae menos.

3. Intercalando diapositivas totalmente negras

Algo que aprendí de unos compañeros Toastmasters que permite solucionar el problemilla anterior (para los hispanohablantes), pero que además evita que tengamos que usar más de dos botones en dicho mando, es intercalar diapositivas en negro.

Al incluir diapositivas completamente negras entre cada una de las que queremos proyectar, aprovechamos el principio de dirigir la atención hacia nosotros eliminando la “distracción” de la pantalla sin necesidad de preocuparnos de usar otros botones que los de adelante y atrás. Basta con que tengamos muy claro el momento en el que lo que contamos ya deja de estar relacionado a la diapositiva y cliquemos en el botón de “siguiente” para toparnos con una pantalla en negro, y tener campo libre para hablar de lo que sea.

¿Qué ventaja tienen estos recursos?

Retomando lo mencionado más arriba, al eliminar (momentáneamente) la proyección, al público no lo queda más remedio que volver su mirada a nosotros y, por ello, tenemos la posibilidad d recuperar completamente su atención (siempre que nuestra presentación sea interesante y relevante), ganándole la eterna batalla al PorwerPoint.

¿Qué otros recursos utilizas para obtener toda la atención de la audiencia?

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