Observar con detenimiento es lo primero. Evidentemente. No ser minucioso en la observación, no fijarse en cada detalle, trae consigo errores a la hora de evaluar la labor de otro y proponer nuevas y mejores maneras de actuar.
Pero no. No pienso hablar de esto ahora…
Conozco a algunas personas que son mucho de dar su opinión, incluso cuando ésta no es bienvenida. (Confieso que he pecado de ello en alguna ocasión.) En muchos de los casos, dicha opinión, más que una ayuda es un estorbo. Porque en el fondo no es más que una crítica encubierta, como el lobo feroz disfrazado de oveja. Y la crítica no suma, sino resta.
Como ya he comentado antes, no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer ni cómo tenemos que hacerlo. A mí desde luego que no. Pero ha habido momentos en los que me ha tocado mi bofetada verbal, me la he tragado y, a la larga, me he dado cuenta de que el efecto ha sido positivo. Porque el feedback bien dado fastidia pero, si es bien recibido, se le puede sacar mucho partido.
Para que el feedback dé resultados positivos, éste debe ser bueno. Pero también debe ser bien recibido. Como emisores no podemos controlarlo todo pero sí podemos maximizar las probabilidades de que salga y llegue bien. Basta con seguir el acrónimo VER.
V de VALOR
Vuelvo; la crítica no sirve de nada. Hiere y punto. El feedback efectivo, en cambio, ofrece una ganancia a quien lo recibe. Le da la oportunidad de mejorar planteando aquellos puntos susceptibles de cambio. Idealmente ofrece una guía clara y pasos concretos para el desarrollo de la persona que lo recibe.
E de EXPERIENCIA
En realidad, más que la experiencia por sí misma, se trata del criterio que da el tener experiencia en la materia en cuestión. Es necesario tener cierto nivel de experiencia para poder emitir una opinión acertada y con buen criterio. Al menos tanta experiencia como la persona que escucha. No tenerla es razón suficiente para que el receptor pase olímpicamente de las sugerencias.
R de RESPETO
Las buenas formas son vitales. El más mínimo improperio puede tirarlo todo por la borda porque nadie hace caso a quien le está atacando o faltando de algún modo. Al menos no de buenas ganas.
Por ello, para que nuestra propuesta sea útil, debe ofrecer una ganancia, venir de la experiencia y ser lanzada con respeto. Si una de estas tres patas falla, es probable que todo haya sido en vano, porque el mensaje podrá perderse en el camino.
El feedback no deja de ser una opinión. Y las opiniones son subjetivas. Pero por muy subjetivas que sean, si son bien fundadas y formuladas de manera inteligente, pueden abrir tanto los ojos como una verdad absoluta.
ENTRADAS RELACIONADAS:
- Cómo recibir feedback sin ofenderse y salir ganando
- Dar feedback efectivo para aprender a hablar en público
Imagen de gerlos
Interacciones con los lectores